“En todo el mundo vivimos hoy en tiempos de urgencia, de emergencias en materia de carencias de recursos básicos, y de consumo de recursos y crecimiento de la población exponenciales. Al mismo tiempo, los recursos se están agotando y las ciudades están creciendo y modificándose rápidamente”. Esta fue la advertencia que lanzó Pablo Araya Kroff, Program Manager del Centro de Investigación Internacional en Aguas y Medio Ambiente (CIRSEE) de Grupo Suez, en una nueva edición de INNmeeting en INNSPIRAL, dedicado a Economía Circular.
CIRSEE, con sede en París, desempeña un papel de liderazgo en la coordinación de la red científica y técnica internacional del Grupo Suez, identificando y desarrollando habilidades científicas, técnicas y tecnológicas para apuntalar la excelencia operativa del desempeño de la compañía y el desarrollo de nuevos productos y servicios. Sus especialidades: producción de agua potable, redes de distribución de agua, tratamiento y reutilización de aguas residuales, reciclaje de residuos, gestión de riesgos sanitarios y medioambientales y el análisis de datos.
En su presentación en INNSPIRAL, el experto de SUEZ planteó los principios fundamentales del concepto de economía circular, los obstáculos en la implementación de un modelo circular, y el impacto económico de sus iniciativas. La idea central del concepto de circularidad: “preservar y aumentar el capital natural de los stocks que son finitos. Por eso, el resource revolution debe ser circular y colaborativo. Y la innovación es instrumental al servicio de ello”. El modelo circular no puede solo considerar la gestión del recurso, sino que, en paralelo, minimizar las externalidades de los circuitos productivos y logísticos.
Araya advirtió que existe mucha ignorancia en materia de economía circular. “Hay clientes que nos dicen, por ejemplo, que están haciendo economía circular porque están reutilizando el agua de sus operaciones, o porque están recuperando el metal para usarlo en otra cosa. Eso es muy valorable, pero no es economía circular, pues ésta, en la arquitectura de sus proyectos, considera el ciclo completo”.
El experto invitó a la audiencia a preguntarse: “¿dónde está el loop?, ¿cómo se conecta el ciclo completo de los materiales que están involucrados en ese loop?, ¿cómo se conecta con el ciclo completo tecnológico involucrado en el procesamiento de los materiales desde su vida como materia prima hasta su transformación como residuos?”. En este sentido, Araya enfatizó que la economía circular “requiere un modelo de negocios completamente nuevo. No hay proyecto de este tipo que no considere este cambio”.
“Ningún proyecto de economía circular o de innovación que lo soporte funciona sin la ambición correcta en la cabeza. Si el objetivo es hacer solo ‘lo que resulte’ no funcionará. La ambición tiene que estar conectada al leadership de las organizaciones”, planteó Araya. Asimismo, dijo que el benchmark a realizar previo a embarcarse en este tipo de iniciativas tiene que ser “no con tu competencia hoy, sino que, con cómo quieres que sea tu empresa en el futuro, de la mano del desafío actual”.
El experto de CIRSEE de Grupo Suez destacó la oportunidad de la economía circular para nuevos negocios. Según informes de la Comisión Europea, “la oportunidad de negocios para proyectos de circularidad en Europa equivale a un trillón de euros en su máximo potencial en los próximos 20 años”. Esta cifra es considerablemente superior al máximo potencial evaluado desde el modelo lineal actual.
Araya destacó que, en el caso de Grupo Suez, el departamento de innovación ha sido “absolutamente instrumental” en el diseño e implementación de la economía circular. “Mientras más disruptivo es el proyecto de innovación, más necesario es cambiar el modelo de negocios”, aseguró.
El experto finalizó su presentación advirtiendo sobre la necesidad de aunar voluntades, capacidades y sectores para lograr activar los resultados en economía circular. “Como empresas, no podemos trabajar solas. Los desafíos, las necesidades, las responsabilidades y también los beneficios son mayores que los que una única empresa puede o debe manejar sola”.
En cuanto a casos exitosos de economía circular, Araya detalló el caso de las plantas purificadoras de aguas La Farfana y Mapocho Trebal de Aguas Andinas, construida y operadas por Suez, y hoy convertidas en biofactorías. Estas son centros productores de recursos, que no generan residuos ni impacto al medio ambiente y además no consumen energía de origen fósil porque son autosuficientes con el biogás que producen a partir de la depuración de las aguas servidas de Santiago.
La propuesta de SUEZ consistía en modernizar la planta depuradora para llegar a una autonomía del 100% en energía (térmica y eléctrica), asegurando el mantenimiento de la producción de biogás de la Farfana.
En La Farfana, el biogás de los lodos de las aguas residuales es purificado para producir biometano, que posee todas las propiedades del gas natural. El objetivo es aumentar su producción de biogás de un 30% a un 50% para el 2020, detalla Suez en su web.
Por otro lado, el Grupo propuso una reducción del 85 % del volumen de residuos producidos, gracias a una valorización de la arena, las grasas y el secado ordenado de una valorización energética del 100 % de la materia orgánica de los lodos (un desafío que pocas plantas pueden alcanzar).
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