El Director de Innovación de la Pontificia Universidad Católica (PUC), Álvaro Ossa, fue el responsable de abrir una nueva edición del ciclo INNmeeting en INNSPIRAL con la presentación “Vinculación Universidad-Empresa: Mito y Realidad”. Entre los asistentes a la actividad estuvieron clientes de INNSPIRAL, entre ellos representantes de empresas tales como Transelec, Hortifrut, Santander, Sodimac, Hogar de Cristo y Engie Factory.
Ossa explicó el caso de éxito en innovación de la PUC, que en el último tiempo ha sido reconocida como una de las universidades que más patentes de invención presentan ante el Instituto Nacional de Propiedad Intelectual (INAPI). Esto, con el fin de resguardar la innovación.
En términos globales, Ossa explicó que la innovación va en directo beneficio de la competitividad de los países. En este sentido, dijo que Chile supera a la mayoría de países en vías de desarrollo, incluyendo a sus pares en Sudamérica, y que está en camino al nivel de países desarrollados, cuyas economías han sobrepasado la eficiencia para ser dirigidas por la innovación.
El Director de Innovación de la PUC destacó que para que ello sea posible es necesario fomentar la colaboración basada en ciencia, en investigación. En este sentido, planteó que “si las universidades no hacemos este tipo de innovación en conjunto con las empresas tenemos cero posibilidades de éxito”.
También aclaró algunos mitos respecto de la vinculación universidad-empresa, explicando que, por ejemplo, versiones como que la propiedad intelectual pertenece a las universidades o que una universidad no puede ceder la propiedad intelectual, son falsas.
El experto también se refirió al origen de los fondos para innovación universitaria. “Menos de un 5% de los fondos por innovación en Chile provienen del sector privado, siendo un 95% proveniente del Estado, con economías que superan esta cifra, tales como Nueva Zelandia”, explicó, y agregó que una mayor participación de aquel sector permitiría dirigir los esfuerzos hacia proyectos de mayores rentabilidades tanto económica como social.
“Sí nos interesa que los investigadores investiguen por la simple curiosidad científica, esto es muy relevante, pues de allí van a surgir las grandes innovaciones disruptivas”, aclaró, agregando que es necesario avanzar más hacia dirigir la investigación hacia la colaboración entre los investigadores y la empresa, de manera de resolver los problemas que afectan a la sociedad. Asimismo, planteó que en Chile “hay ciencia de primer nivel que no se está transfiriendo”.
“La innovación basada en ciencia es riesgosa, requiere grandes montos de inversión, es intensiva en propiedad intelectual, es de tiempos más largos, pero a su vez es la que más rentabilidad entrega, y mejora en un alto grado la competitividad empresarial”, concluyó Ossa.
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