Acaba de terminar una de las elecciones más polarizadas en la historia de Chile. No sacamos nada con seguir enojados en redes sociales por nuestra posición política. En los pasillos del congreso no hay guerra. Parlamentan felices de la vida, por lo que tú y yo, no podemos perder un segundo más discutiendo. Sin embargo, te invito a reflexionar, números en mano, para que tengas una posición crítica con respecto a lo que viene para Chile.
En los pasillos del congreso no hay guerra. Parlamentan felices de la vida, por lo que tú y yo, no podemos perder un segundo más discutiendo.
Todos queremos cuidar nuestro planeta. ¿Una economía verde, basada en Energías Renovables No Convencionales (ERNC)? ¡Por supuesto! ¿Dónde firmo? Sin embargo, en la noche no hay sol y el viento no es constante. Las termoeléctricas van a seguir ahí por décadas. Aún las necesitamos. Las centrales a gas de ciclo combinado, son sumamente eficientes (63%), confiables e ideales para servir de back-up de fuentes renovables. Eliminarlas no es una opción en ningún lugar del mundo. Incluso, en la Unión Europea, están considerando incluirlas dentro del listado de energías verdes. Soluciones con base a hidrogeno verde o almacenamiento con baterías a gran escala, están aún lejos de ser una solución viable. Entonces, ¿Cómo lo hacemos para mantener operando el sistema eléctrico 24/7 solo con ERNC? Necesitamos de múltiples fuentes de energía para asegurar el funcionamiento del país.
¿Fin al extrativismo? La minería del cobre sigue siendo nuestra principal actividad económica. Solo este año vamos a superar los USD60.000 millones en exportaciones. Cientos de PYMES dependen de esta industria. Mas importante aún, el cobre es fundamental para la transición hacia la electromovilidad. Un auto eléctrico necesita 4 veces más cobre que un auto convencional (entre 80 y 100 kg). Terminar o restringir las inversiones en este ámbito, incluso cumpliendo con los estándares ambientales requeridos, es absolutamente suicida. ¿Sueñas con un mundo lleno de autos y buses eléctricos? Bueno, se necesita cobre. Mucho cobre. Chile no se puede restar.
¿Sueñas con un mundo lleno de autos y buses eléctricos? Bueno, se necesita cobre. Mucho cobre. Chile no se puede restar.
¿Trabajar menos y ganar mas? Maravilloso. Entonces bajemos a 40 horas la semana laboral y subamos los sueldos. Por “arte de magia” al día siguiente seremos un país digno de estar en la OCDE. Ojalá fuera así de fácil. Chile está entre los países con menor productividad de esta organización. Estamos en la posición 36 de 39 países. En 2020, cada trabajador aportó al PIB USD30 por hora trabajada. En Alemania, USD66 por hora trabajada. Por eso en Alemania trabajan 35 horas a la semana y tienen 4 semanas de vacaciones al año. Mejorar la productividad es un desafío muy complejo. En Chile falta capacitación, incorporación de tecnología, innovación aplicada y por sobre todo capital. Mucho capital para hacer más productivo el trabajo.
Manteniendo los niveles de incertidumbre actuales, va a ser muy difícil convencer a alguien para que invierta en nuestro país. Independiente de tu opción política, te invito a ser crítico. A luchar porque el pragmatismo le gane a la ideología. Todos queremos más bienestar para nuestro país. Sin embargo, debemos estar atentos a las formas. Dejar plena libertad de acción a personas que amenazan con “meterle inestabilidad” a Chile, solo nos va a llevar por el camino de la miseria. Los números no mienten.