Los profesores del MIT Acemoglu y Robinson, en su libro ¿Por qué fracasan los países?, señalan que la prosperidad de un país no está relacionada con factores culturales, su clima o ubicación geográfica. Proviene de factores mucho mas tangibles. La política económica que dictaminan sus dirigentes y sus instituciones. Pregunta para el lector perspicaz: ¿Cuándo cayó el muro de Berlín, a qué lado se fue la gente? A la Alemania occidental próspera. Mismos alemanes, mismo clima. Diferentes modelos económicos. Diferentes instituciones. Relativizar lo anterior o pensar que lo económico no tiene importancia en el futuro de un país, representa una profunda ignorancia o derechamente mala intención.
Ninguna economía de Latinoamérica está entre los primeros 50 lugares
Recientemente fue publicado el Global Innovation Index 2021. Ninguna economía de Latinoamérica está entre los primeros 50 lugares. Chile (53) sigue siendo el primero de la región. ¿Nuestras mejores notas?: Instituciones, infraestructura y el nivel de sofisticación de nuestros negocios. Hemos logrado construir un vibrante ecosistema de innovación y emprendimiento. Desde instituciones como CORFO, desde las empresas, desde los fondos de Venture Capital y gracias a miles de emprendedores que arriesgan todo para salir adelante. Paradójicamente, un grupo importante de nuestra clase dirigente busca modificar o incluso destruir el modelo que ha permitido desarrollar este ecosistema. La evidencia muestra que países que han seguido ese camino no les ha ido bien. Argentina está en la posición 73. Cuba y Venezuela ni siquiera son considerados en el ranking. Países con instituciones corruptas, modelos económicos fracasados y con altos niveles de pobreza.
Hemos logrado construir un vibrante ecosistema de innovación y emprendimiento
Es preocupante ver cómo en Chile cientos de milenials toman arengas electorales como verdades absolutas, sin constatar la evidencia que permita demostrar su veracidad. Víctimas de un sesgo cognitivo denominado “La falsa ilusión del éxito” (Kahneman), toman decisiones con base a un optimismo ilusorio, en lugar de un análisis racional sobre ganancias, pérdidas y probabilidades. En los próximos años esta misma generación va a terminar pagando los costos de tener una clase dirigente mezquina, poco pragmática y profundamente ideologizada. Solo un ejemplo: gracias a la política de retiros de fondos de pensiones, se acabaron los créditos hipotecarios a tasas menores al 2% a 30 años.
Solo una sociedad abierta, dispuesta a favorecer el libre emprendimiento y que cuente con un auténtico Estado de Derecho puede alcanzar la prosperidad y el bienestar para sus habitantes. Lo invito a leer el libro de Acemoglu y Robinson, a defender sus ideas y a no quedarse “muteado” como en una reunión vía Zoom.