Hace unas semanas, la NASA logró generar 10 gr de oxígeno a partir del CO2 presente en la atmósfera de Marte. Resulta paradójico que seamos capaces de hacer esto en otro planeta, mientras que en la Tierra no hemos logrado reducir las 51 billones de toneladas de CO2e que se emiten cada año. Todo indica que esta situación puede cambiar. En enero el Foro Económico Mundial propuso una meta: reducir en un 45% las emisiones de CO2e para 2030. Y Chile puede jugar un rol clave en este desafío. En Magallanes vamos a aprovechar la fuerza del viento para generar el Hidrógeno Verde mas competitivo del planeta. En el desierto de Atacama estamos siendo capaces de crear energía limpia a través de decenas de plantas solares. En ese mismo desierto, tenemos gran parte de los recursos necesarios para la mayor transición energética de la historia: el reemplazo en masa de vehículos a combustión por eléctricos. Se estima que para 2030 más del 40% de las ventas de autos nuevos sean eléctricos. Sólo para tener una referencia, un Tesla modelo S85 con una batería de 90 kWh, necesita 80 kg de cobre (4 veces mas que un auto convencional), 18 Kg de cobalto, 12 kg de litio, entre otros minerales.
Hoy existen alrededor de 1.500 millones de vehículos a nivel global. La oportunidad para Chile es enorme.
Hoy existen alrededor de 1.500 millones de vehículos a nivel global. La oportunidad para Chile es enorme. Hasta ahí todo suena muy bien. Sin embargo, resulta preocupante que sin siquiera haber comenzado nuestro proceso constituyente, 96 convencionales declaren que quieren prohibir o restringir la inversión extranjera. Otros, con posturas mas extremas, incluso proponen nacionalizar todos los recursos naturales del país.
Para enriquecer el debate, propongo que visiten una mina de cobre. Que vean con sus propios ojos las toneladas de material que hay que mover y procesar para obtener un porcentaje ínfimo del metal. Que conversen con las cientos de PYMES y emprendedores que participan de esta industria. Que averigüen cosas tan simples como el costo de los chancadores, perforadoras y camiones utilizados en la faena. Con la suficiente perspicacia, notarán que se necesitan de cientos de millones de dólares de inversión, talento e ingeniería de clase mundial para extraer cualquier mineral de la tierra de forma eficiente. Pero mas importante aún. Los impuestos y royalties que estas empresas pagan son fundamentales para sostener el gasto fiscal.
Ad portas de una mega transición energética, no podemos darnos el lujo de perder esta oportunidad. Los invito a reflexionar y construir con ideas de futuro. A cuidar nuestra gallina de los huevos de cobre.
Columna publicada originalmente en El Mercurio