Arturo Herrera

Recientemente vimos cómo el gobierno inyectó US$100 millones a TVN. Es un error pensar que la falta de fondos sólo se debe a una mala gestión. La TV abierta es una de las industrias que está siendo más afectada por la era digital, enfrentando disrupciones que ocurren simultáneamente: streaming, nuevos dispositivos y big data están cambiando la forma como nos informamos y entretenemos. El desarrollo de contenidos ya no sólo depende de un grupo de experimentados creativos. Ahora se utilizan datos -millones de ellos- a partir de los cuales se logra extraer insights desde la data que los mismos usuarios generan todos los días. House of Cards de Netflix fue rediseñada de esa forma, no desde las ‘tincadas’.

La TV abierta está pagando caro por un proceso de prueba y error que no cuenta con la información ni los algoritmos que sus nuevos competidores utilizan con maestría. Quizá antes funcionaba porque como “televidente” no tenías más opción. Hoy las opciones sobran. Solo en YouTube cada minuto se suben más de 300 horas de video. De aquí al 2019 se espera que el 90% de todo el tráfico mundial de internet sea video en streaming.

Podemos discutir sobre la calidad de ese contenido, o que son contenidos de nicho. Sin embargo, su costo de producción y distribución es prácticamente 0. Un vlogger con su teléfono celular y su imaginación le está quitando audiencia a la televisión abierta. Multipliquen eso por millones de vlogger en el mundo. Además, uno famoso como Germán Garmendia no solo tiene “televidentes” en Chile, sino que en todo el mundo. Él no tiene las mismas fronteras mentales que la TV abierta local se autoimpone.Hace diez años la inversión anual en publicidad online en Chile era 2% de la inversión en TV abierta. Hoy es el 36%. El actual modelo de negocio no es sostenible. En el futuro se espera que los canales de televisión abierta operen como marcas multiplataforma a través de distribuidores.

El mejor ejemplo de esto es la start-up francesa Molotov, el primer distribuidor de contenidos de televisión abierta del mundo. La compañía logró acuerdos para subir a su plataforma todo el contenido de los principales canales de televisión franceses. Molotov es el Spotify de la TV y la herramienta que la TV francesa vio como una oportunidad para seguir siendo competitivos en este nuevo contexto.

La crisis por la que está pasando TVN se relaciona más bien con una industria prisionera de sus propios paradigmas que, como en el caso de Kodak, Blockbuster y tantos otros, se está moviendo lento en un mundo que cambia muy, pero muy rápido.

Por Arturo Herrera, Gerente General de INNSPIRAL

Artículo original publicado en AméricaEconomía

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