Dentro de poco, un equipo de investigadores cargará un pequeño dron aéreo y dos drones terrestres con sensores y los liberará en un campo sembrado con cientos de variedades de sorgo (un tipo de planta gramínea). En un solo viaje se espera que los tres drones, junto con varios sensores fijos, recopilen suficiente información para construir un modelo 3D del campo que ayudará a los investigadores a hacer lo que históricamente les ha llevado largo tiempo a los agricultores, relata MIT Technology Review. La meta es identificar con precisión las plantas de un campo con múltiples variedades de sorgo que crecen por encima de sus expectativas.
En comparación con el maíz, su principal rival en biocombustibles, el sorgo requiere menos agua y puede prosperar en condiciones de sequía y calor que acaban con otras cosechas. Pero no se sabe demasiado acerca de cuáles son las mejores variedades del sorgo para la producción de biocombustibles. El objetivo de este equipo es emplear drones y sensores automáticos para medir tantas características físicas de cada planta individual como sea posible. Y los parámetros de medida incluyen de todo, desde altura y grosor hasta el ángulo al que crecen las hojas y la actividad fotosintética.
El dron aéreo, un helicóptero autónomo de unos 11 kilos, estará equipado con tecnología LIDAR y con sistemas de captación de imágenes visibles, de infrarrojos térmicos y cámaras hiperespectrales. Al menos una vez cada dos semanas, el diminuto helicóptero realizará un vuelo de 20 minutos de duración a través de un terreno de 10 hectáreas(unos 40.500 metros cuadrados) mientras los drones terrestres atraviesan el campo, haciendo mediciones y colocando diminutos sensores sobre tallos y hojas.