Por Arturo Herrera, CEO de INNSPIRAL:
Para nadie es novedad que el mundo del emprendimiento ha crecido enormemente en Chile. Cada vez son más los que se atreven a emprender. Hay más apoyo desde el estado y más personas e instituciones se suman a lo que puede ser un mejor futuro para el país: construir una economía que esté mucho más basada en conocimiento que en extracción de materias primas.
El año 2010, detectamos desde INNSPIRAL, una anomalía en nuestro ecosistema de emprendimiento. Claro, estábamos siendo capaces como país de atraer emprendedores, por ejemplo, con programas como Startup Chile, pero no estábamos siendo capaces de retenerlos. El principal problema: la falta y madurez de nuestra industria de capital de riesgo. La ronda siguiente de financiamiento no estaba disponible, lo que impidió el crecimiento desde Chile para el mundo de muchos emprendimientos.
Comenzamos entonces a explorar una alternativa interesante, ó como algún experto internacional alguna vez nos dijo: imposible. Se trataba de una nueva forma de financiamiento que no dependía del acceso a un fondo de capital de riesgo, sino que ir a la fuente más básica de financiamiento de un negocio. Los clientes y las ventas. Pero ojo, que la idea no consistía en ganar clientes (personas) uno a uno, sino que diseñar soluciones para lograr contratos con grandes empresas (que tienen caja y acceso a muchos clientes) para asegurar a ese emprendedor el capital de trabajo necesario sin morir en el intento. Lo mejor, no debían entregar parte de la propiedad en una situación desfavorable.
Comenzamos entonces a conectar desafíos de grandes empresas con startups de Chile y Latinoamérica que pudieran resolver esos desafíos de negocio. Se trataba de una invitación para emprendedores a hacer negocios, con un modelo y un prototipo funcional bien definido, mediante un equipo capaz de cumplir con lo que ofrece. El objetivo: lograr acuerdos comerciales entre grandes empresas y emprendedores. El resultado para el mundo del emprendimiento: startups con contratos que les permiten tener capital para seguir creciendo y un “socio” para escalar su negocio en la región. El resultado para las empresas: acceso a capacidades, conocimientos e ideas que difícilmente hubieran surgido al interior de la organización, ganado tiempo de desarrollo y generando nuevo valor para sus clientes y usuarios.
Este es el camino de aceleración digital que forjamos, en el que creemos y con el que aprendimos. Y hoy quisiera dar la bienvenida a los emprendedores a nuevas posibilidades para financiar el crecimiento de sus negocios. Basta de tanto pitch en Power Point y Excel con estimaciones optimistas para venderle la idea a alguien. Los invito a conectar sus solución a empresas con muchos clientes, marca reconocida y respaldo financiero. Ellos pueden llevarte al siguiente nivel.